De niño mi día favorito era el
jueves. No recuerdo ninguna razón en particular. Con el tiempo descubrí que el
jueves era el día consagrado a Júpiter: el principal dios romano. La imagen del
corpulento torso desnudo y el rostro barbado, ocupan todavía un lugar
particular en mi memoria. Sentí curiosidad ¿Cuál sería la sensación al tocar su
piel? ¿Qué tan firmes serían los músculos de su cuerpo? ¿Qué tan sedoso el
cabello? ¿Qué tan áspera la barba? ¿Qué tan grande su sexo?
Debió ser un jueves, cuando mi curiosidad y mis ojos
descubrieron el del deseo.
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