Lo
único constante es el silencio; la urgencia por decir algo y la imposibilidad
de hacerlo (por no encontrar la forma adecuada).
Para
romper este silencio comenzaré por hacer sonidos: clic, bang, bum. Después
intentaré con palabras cortas; con todos los monosílabos que utilizo cuando me
enamoro: tú, yo, sí, no, tal vez.
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