Ya me
estoy cansando de este silencio, de esta eterna conversación hacia adentro. Mis
palabras se están cansando de que las calle, que no valore su existencia. Ahí están, pegadas en las puntas de los dedos (como migajas de pan en los labios).
Empezaré por escribir palabras sueltas. Las de siempre, las que me persiguen todo el tiempo: árbol, nostalgia, luz, agua, viento.