Arboles
furiosos
meditan la tarde.
Una falsa noche
adormila
su animo encendido.
El viento quemado
acaricia nidos,
entrañas,
raíces.
Mis labios arden.
Me arden
de silencios
y sequias.
La tierra partida arde,
libera fantasmas:
vapor de diluvios
y humedad de otoños.
La tarde es un simulacro
del fin del mundo.
(Un final que no termina)
La piel me arde,
se lamenta,
se cubre de escamas y arena.
Una falsa noche
cubre de cenizas
el incendio.
Mañana volverá la rabia,
arderan mi piel,
mis labios,
la tierra partida,
el viento que narra
las tantas muertes.
(Un final que no termina)
meditan la tarde.
Una falsa noche
adormila
su animo encendido.
El viento quemado
acaricia nidos,
entrañas,
raíces.
Mis labios arden.
Me arden
de silencios
y sequias.
La tierra partida arde,
libera fantasmas:
vapor de diluvios
y humedad de otoños.
La tarde es un simulacro
del fin del mundo.
(Un final que no termina)
La piel me arde,
se lamenta,
se cubre de escamas y arena.
Una falsa noche
cubre de cenizas
el incendio.
Mañana volverá la rabia,
arderan mi piel,
mis labios,
la tierra partida,
el viento que narra
las tantas muertes.
(Un final que no termina)
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