Convocamos al deseo.
Sólo nuestros cuerpos
respondieron al llamado.
Como un atardecer
tu piel se extendió en mi cama.
Como un gigante
tu cuerpo invadió la alcoba,
mis labios,
la punta de mis dedos.
Inventamos el instante
(nos atrevimos a invocarlo).
Queríamos recordar,
olvidarnos después.
Caímos al vacío
impulsados por distintas fuerzas.
Después del accidente
se gestó la calma.
De tu sexo
se derramó el silencio,
de mi conciencia la ansiedad.
Te marchaste.
Se vacío de ti
la habitación.
El deseo llegó después.
1 comentario:
Como la sombra protectora del arbol
bajo el cual me abrigo en verano
así eres en mi vida
un refugio fresco
para los rayos inclementes de la vida
La frescura de tu presencia
llena de confort mi alma
me proteges, me cuidas
con tus largas ramas
De vez en cuando
me besas con tus hojas
para recordarme que sigues presente
que no te has ido
En los días de mayor soledad
solo tengo que sentarme
bajo ese mismo arbol
donde nos sentabamos los dos
sentir la brisa, el cesped las hojas
cerrar los ojos y dejar que el viento
traiga de nuevo tu presencia
a mi mente cansada
a mi cuerpo adolorido...
(es lo único que se me ocurrió, espero te guste.. y si no te gusta, no importa a mi me encanta jajaja)
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