DESPERTARES

La mañana esta cerrada.
Es el mejor refugio,
no como una fortaleza;
más como un capullo.
Afuera de este día
arden ruinas
se derrumban sueños
y ciudades.
Adentro no sucede nada,
solo un viento dulce
y un largo silencio.
La mañana es un misterio,
una posibilidad
un círculo de humo,
un mundo aparte.
La mañana es un santuario de luz mojada,
una promesa de esperanza.

SOLEDAD

Esta soledad es distinta,
no es un vacío,
es la ausencia.
Ya no hay motivos suficientes,
atrás quedaron la poca edad
y el desconcierto,
pero me siento solo.
Con una soledad que no me paraliza,
sin embargo duele,
quedito,
debajo de las uñas,
en una parte mínima del cuerpo.
Todos los fantasmas duermen,
reposan tranquilos
en las arrugas de mi frente
y la tela gastada de mi abrigo.
Sin embargo
algo me asusta por las noches,
la oscuridad se puebla de catástrofes,
de historias inconclusas,
de migajas y cenizas.
Ya no soy el mismo,
esta soledad es otra,
ni siquiera agonía o descontento.
Esta soledad es el niño
de ojos tristes
que nunca dirá mi nombre.

DULCES SUEÑOS

Tus ojos
son la cuna
de un sueño
sin sueños,
un descanso estéril,
vacío.
Bóveda de sombras,
cuenco de niebla,
un ataúd sin carne,
un árbol sin alas,
una mirada estéril,
vacía.
Bajo tu cama
se esconde dios,
una catástrofe,
un tránsito de bestias,
una oración estéril,
vacía.
La noche
es una caja negra,
un álbum de accidentes,
una colección de heridas.
Dulces sueños niña mía.