miércoles, 23 de junio de 2010

ARDE

Arboles furiosos
meditan la tarde.
Una falsa noche
adormila
su animo encendido.
El viento quemado
acaricia nidos,
entrañas,
raíces.
Mis labios arden.
Me arden
de silencios
y sequias.
La tierra partida arde,
libera fantasmas:
vapor de diluvios
y humedad de otoños.
La tarde es un simulacro
del fin del mundo.
(Un final que no termina)
La piel me arde,
se lamenta,
se cubre de escamas y arena.
Una falsa noche
cubre de cenizas
el incendio.
Mañana volverá la rabia,
arderan mi piel,
mis labios,
la tierra partida,
el viento que narra
las tantas muertes.
(Un final que no termina) 

miércoles, 16 de junio de 2010

QUIERO CONOCERTE

Quiero conocerte,
descubrir que te mantiene vivo,
comerte el corazón,
escupirte en los pulmones.
Quiero encender
hogueras en tus ojos,
dejarte ciego,
atar tus manos y cortar tus pies.
Quiero dejarte sin memoria ,
sin lugar a donde ir.
Quiero contarte el mundo
a mi manera.
Explicarte que el olvido
es la muerte.
Quiero matarte,
olvidarte,
cubrir tu cuerpo de oraciones.
Pediré que Dios te aguarde,
que sea tu sexo
un nido enmarañado.
Que nunca te falte el veneno,
que se pudran todas las promesas en tus labios.
Que el Señor no te abandone,
que no te falten nunca
su amarga bendición.

DESPEDIDA

Convocamos al deseo.
Sólo nuestros cuerpos
respondieron al llamado.
Como un atardecer
tu piel se extendió en mi cama.
Como un gigante
tu cuerpo invadió la alcoba,
mis labios,
la punta de mis dedos.
Inventamos el instante
(nos atrevimos a invocarlo).
Queríamos recordar,
olvidarnos después.
Caímos al vacío
impulsados por distintas fuerzas.
Después del accidente
se gestó la calma.
De tu sexo
se derramó el silencio,
de mi conciencia la ansiedad.
Te marchaste.
Se vacío de ti
la habitación.
El deseo llegó después.

HAY DIAS


Hay días,
horas que se pierden
en el vértigo
(en un bostezo).
Mi casa gira en un torbellino
y adentro de ella mi cabeza.
Nunca medí las distancias,
y caí en un abismo de tristeza.
¿Será posible extraer
esta nube oscura de mi sangre?
Deseo aliviar mi corazón,
dormir al soñar.


CUANDO EL DIABLO ME VISITA

Cuando el diablo me visita
gaviotas de fuego incendian la tarde.
En el horizonte se gestan las llamas,
en sus manos sucias la fiebre.
Cuando el diablo me visita
el deseo desata el fuego,
dibuja el calor en la piel del aire.
Que placer redescubrir,
advertir cuando la carne se transforma.
Cuando el diablo me visita
su sexo desnudo enreda el desvelo,
en ese instante el universo se reduce
al espacio que ocupan nuestros cuerpos.
En ese instante
como raíces nocturnas
se enredan sus besos en mi lengua.
Cuando el diablo me visita
mis labios sin palabras,
son una fragua de gemidos.

DESERTO

Está bien olvidar la furia,
sonreír de vez en cuando;
no creer que el viento ahoga
o que la luz es un cuchillo.
No soy hijo de la lluvia,
ni del viento,
ni la tierra;
de una catástrofe quizá,
de un árbol caído.
Estoy en ninguna parte,
siempre huyendo:
porque solo así se permanece.
Nací como un reptil:
con la lengua muda,
escaldada.
Que me importa
que en otras latitudes
caiga lluvia verde por las tardes.
Este lugar es del olvido,
del mar que olvido ser mar
y cedió a la arena,
del tiempo que olvido alcanzarnos
y arrancarnos la tristeza.

martes, 15 de junio de 2010

J. GARCIA PONCE

Dibuja un paisaje en la arena,
deja que lo ilumine el sol,
que se moje en la brisa,
que lo borre el viento.
Voltea el reloj de arena,
piensa dos palabras
que evoquen tu infancia.
Ahora
dilas despacio,
deja que se mezclen
con el tiempo.
Nada permanece
sino el recuerdo:
el hilo transparente
del que cuelgan las gaviotas,
las estrellas,
los grandes decorados.
Para ser inmortal
debes vivir en el recuerdo.
Vete a casa,
la playa está vacía sin ti.

TERESA

I
Esta mañana
la luz entró por la ventana
como un suspiro,
como el aliento de Dios
en el calor de tus miradas.
Hoy el cielo abrió los ojos
como un recién nacido.
Entregando en nuestras manos
la primera luz del día.

II
Esta mañana es más
que cualquier instante.
Hoy el día te pertenece.

III
Hoy quiero sentirme vivo,
abrigar en mi corazón
el suspiro más tibio
de las aves.
Quiero entonar todas las voces,
cantar con ellas tu nombre,
albergar en mí las palabras más dulces
y hacer callar a la tristeza.

IV
¿Cómo he de preparar mi corazón?
¿Cómo he de decir te quiero
sin usar esas palabras
que tú me diste?
Y que hoy
no son mas una chispa
en la enorme luz de tu mirada.

V
Anoche
un ángel limpiaba el cielo
estrella por estrella.
Iba encendiendo promesas y oraciones.
Sus ojos torpes en la noche
eran guiados por la voz de un niño
que le hablaba desde tierra.
Tantas veces he sido ese ángel
limpiando una a una mis penas
y tú ese niño
que lo guiaba desde la conciencia.

VI
Anoche mi voz temblaba
repitiendo tú nombre,
en la voz del niño
y en la voz del hombre.
Quería encontrar la manera
de expresarte mi alegría,
esta emoción de ser parte tuya,
un pedacito de tu magia.

VII
Anoche entendí que
mi vida inició hace sesenta años
justo el día que abriste los ojos
y Dios te trajo de la mano al mundo.

DESEO


Si no existieran las distancias,
el camino separado,
el viento que disuelve mis caricias
Si no nos venciera el miedo,
(la cordura, lo entredicho)
no escribiría estas palabras,
te las entregaría en los labios
al caer de los míos.
Cuántas aves invocar
para llevarte  los anhelos,
las sonrisas, las miradas,
todos los temblores en mi cuerpo.
Quisiera tocar tu piel,
conservar ese recuerdo
en la punta de los dedos,
dibujar las rutas del deseo
en el mapa de la noche.

LORCA

Manso sueño de agua
en el borde las hojas
(cristales verdes,
licor de lluvia)
Las piedras
duermen desnudas.
El muslo de Apolo se cubre
de musgo y caracoles
(manto de humus,
raíz antigua,
danzas germinales)
Eterno niño
de mirada oscura,
cuelga en la luna
el dolor del deseo,
las miradas pálidas,
las horas febriles del infierno.
Desnuda para mí el atardecer,
dame las caricias de fuego
que el sol dibuja.
Destila en tus labios
el lirio blanco de su cuerpo,
embriaga tu aliento con su aroma,
bebe la tinta verde de sus hojas.
Desnuda este puñal de piel
y clávalo en tu cuerpo.
Tu poesía es un laberinto
que descubrió en mi un Teseo.

DESPEDIDA


Te vas,
en silencio y sin miradas.
Así será la despedida,
como un cristal de hielo
atravesado en la garganta.
Recuerdo con sadismo
todas esas cosas nunca dichas,
la ira agolpada en el silencio.
Lo que más nos une es la distancia,
esas cosas murmuradas
para que no las escuche el otro.
El amor es un presagio,
un ave del mal agüero,
un tesoro de pasión oculto
en el lado equivocado de la cama.

VEINTITRÉS

¿Por qué disfruto tanto al mentir? ¿Por qué no puedo confesar todos mis pecados sin un intento de hacerlos más escandalosos?

¿Cuánta ironía es necesaria para decir que mi vida solo ha sido un intento? Un enorme diario de intentos.

Un día despertaré y descubiré la ausencia. Algun día entenderé que la ficción se convirtió en un mar de sangre, un mal recuerdo, un cuerpo desnudo tirado en la escalera.