viernes, 7 de mayo de 2010

NARCISO


Refléjame.
Atrapa mi frágil desnudez
en tus manos de cristal.
Dibuja las sombras
que ocultaran mis alas.
Retrata el silencio de mis labios,
describe la oscuridad de las miradas.
Sigue por el borde de mi cuello,
acaricia el torso desnudo
con la plata de tus dedos.
Estira el deseo,
del ombligo a la entrepierna
se extiende una noche inmensa.
Revélame.
Clava en mí
ese puñal que rasga el deseo
y alimenta el vacío.
Muéstrame.
Hazme ir más allá de esta imagen,
de todas esas noches
en que la piel es un atuendo,
un accidente,
una falsa excusa.

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