martes, 3 de febrero de 2009

LOS OTROS

Nunca encuentro la forma de entablar una conversación espontánea con los otros, con las personas extrañas que habitan el día.

¿De qué puedo hablar con ellos? Nunca encuentro una respuesta y entonces mi mente se queda en blanco. Me limito a sonreír, con torpeza, porque es algo que no acostumbro. Escondo mis manos en los puños cerrados, y mis palabras en un silencio prolongado, incomodo (a veces funesto).

A pesar de todo nunca he sido una persona hostil. Valoro la presencia y existencia de los otros. Por eso siempre escucho atentamente. Pienso que quizá compense mis silencios con mi atención. Entonces callo, escucho y trato de entender la vida de los otros por un momento.

Por eso siempre estoy rodeado de gente, porque en un mundo en el que todos necesitan ser escuchados, a mi me gusta callar (y escuchar).

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